El cassette fue un formato de almacenaje de audio y grabación de sonido introducido en Europa y Estados Unidos por la empresa Philips en 1963 y que se popularizaría progresivamente luego que esta empresa lo licenciara gratuitamente a otras empresas electrónicas, convirtiéndose así en una alternativa popular para escuchar música.
Fue creado para reemplazar al magnetófono, cuyo principal problema era que no era un equipo de fácil transporte ni portátil. El cassette, de mucho menor tamaño y mucho más compacto. A grandes rasgos, era un estuche de plástico o carcasa plástica protectora que contenía dos carretes miniatura entre los cuales se pasaba una cinta magnética,
Además de servir como un medio de grabación de audio, el cassete compacto disponía de varias otras aplicaciones. Debido a que una sola cinta podía ser re-grabada muchas veces, se convirtió en el primer medio de elección de los primeros contestadores telefónicos. También fueron utilizados por algunos fabricantes de computadoras de escritorio, que los usaban como medio de almacenamiento de datos. Apple y Hewlett Packard, de hecho, ofrecían algunas computadoras con unidades de cinta incorporadas.
Durante la década de los 80’ el cassette se masificó definitivamente.
Como resultado de la llegada al mercado de las grabadoras portátiles de bolsillo y walkman, pequeños reproductores de cassette portátiles con auriculares que permitían al usuario escuchar su música en cualquier momento y en cualquier lugar, y cuyo tamaño no era mucho mayor que el propio cassette.
El usuario podía grabar en una cinta la selección de música que creyera oportuna y llevarla allí donde quisiera. Los modelos de walkman, además, empezaron a incorporar sintonizadores de radio AM/FM, agregando aún más diversidad a lo que un usuario podía programar.
El cassette ayudó a introducir diversos tipos de música underground (rock, punk y heavy metal) a los países socialistas ubicados detrás de la Cortina de Hierro, donde había mucha la represión política y el lavado de conciencias, creando un equilibrio para la cultura occidental entre las generaciones europeas más jóvenes, gracias al “ tráfico de cassettes”.
El cassette compacto, que reinó a sus anchas en toda la década de los 80’, siguió siendo popular hasta que la tecnología digital comenzó a consolidarse en la década de los 90’ (Los equipos domésticos con disco duro, así como unidades CD-ROM y disquetes, hicieron que el uso del almacenamiento de datos del cassette fuera mermando de a poco).